A los temituestes les duele la música, pero les duele de una manera rara. A veces les saca como pedacitos de, ¿cómo se llama eso que está pegado al cuerpo?, ¿cómo es que se llama? Bueno, no importa. Pero a ellos les pasa. Se le van las ideas tras las notas y un niño ríe con algunos acordes en mayor y una niña los mira con una sonrisa triste cuando tocan un Mi, un Sol o un La menor. Dicen que las vidas son cuerdas. Que la justicia anda desafinada y mil caprichos más. Se encierran en cajas de resonancias para ir un poco más lejos que la esquina y les da vergüenza que la chica que les gusta les pida una canción. Pero cuando la tocan ríen lágrimas chiquitas que tienen pequeños arco iris adentro. A los temituestes les gusta la palabra diapasón. Les da como cosquillas. Y a veces cantan. Cuando ya no dan más y el tiempo se parece a un domingo triste, cantan y también desafinan, pero se lo permiten porque, en el fondo, saben que no le hacen mal a nadie. No saben qué es un disco. Pero les gustan las canciones que juntas se parecen a un discurso, a un argumento, a un grito, una caricia o, simplemente, a lo que uno debería hacer más seguido.
Escuchan mucho, alguien les dijo que tienen buen oído.
Lo que sigue no es más que un resumen de notas, apuntes y fotos (de esas que no se sacan con una cámara) que vengo apilando en mi memoria sobre los temituestes. ¡Ojo! Esto no quiere decir que estoy aplastando a los temituestes con notas, apuntes y fotos dentro de mi memoria, ¡no! Quiere decir que hasta que no encuentre un temitueste, hasta que no pueda tocar uno, voy a seguir creyendo en ellos. Es que, al final, los temituestes son personajes imaginarios, por lo que, obviamente, existen.
lunes, 22 de diciembre de 2008
viernes, 12 de diciembre de 2008
Los temituestes y los besos
Cuando una temitueste besa no hace muac o chuac o puac. Hace flores y cuentos con hadas y una calle larguísima con un cantero lleno de risas y pájaros de papelitos picados de colores verdes, naranjas, amarillos y violetas; no mezclados, obvio.
Cuando una temitueste besa el temitueste que recibe el elogio se siente el más mimado del mundo. Después se sonríe. Se canta. Se encanta. Dice luz clara doce veces y sueña con una cañada de agua también clara y reflejos de los ojos que son alma.
Cuando una temitueste besa, a mí, les confieso, me corre una alegría por los ojos.
Cuando una temitueste besa el temitueste que recibe el elogio se siente el más mimado del mundo. Después se sonríe. Se canta. Se encanta. Dice luz clara doce veces y sueña con una cañada de agua también clara y reflejos de los ojos que son alma.
Cuando una temitueste besa, a mí, les confieso, me corre una alegría por los ojos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)